2º edición
Un Encuentro Por La Identidad
Un abordaje artístico sobre la huellas
que deja en el cuerpo el Exilio.
Los exilios, la identidad perdida y re-creada, los des-exilios,
una reconstrucción colectiva de la memoria y del presente.
Te invitamos a participar de esta muestra
el día lunes 23 de junio, de 20 hs a 22 hs
aula A- IUNA Dpto. Artes del Movimiento
Sanchez de Loria 443
Organiza Agrupación de Derechos Humanos
“Hijas e Hijos del Exilio”-
Con el apoyo del I.U.N.A.
Dpto. de Artes del Movimiento
“María Ruanova”
“El Exilio es una violación a
los Derechos Humanos”
¡EXILIO NUNCA MÁS!
consultas a:
cuerposdelexilio@gmail.com
http://ar.mc383.mail.yahoo.com/mc/compose?to=hijosdelexilio@yahoo.com.ar
CUERPOSDELEXILIO.BLOGSPOT.COM
jueves, 26 de junio de 2008
viernes, 20 de junio de 2008
La otra Final

Gran expectativa por La otra Final
Al cumplirse el próximo mes de junio los 30 años del Campeonato Mundial de Fútbol de 1978, el Instituto Espacio para la Memoria reivindica la vigencia de los Derechos Humanos, junto a valores de solidaridad y respeto por la vida y la dignidad en la sociedad argentina.
Cronograma de actividades
12:00 hs. Marcha desde la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA, Av del Libertador 8.100) hasta el Estadio del Club Atlético River Plate, llevando la Bandera con las fotos de los detenidos-desaparecidos.
15:00 hs. Partido combinado entre jugadores del 78 y de las selecciones actuales. Han confirmado su participación Héctor Baley, Luis Galván, Jorge Olguín, Alberto Tarantini, Miguel Oviedo, Omar Larrosa, Daniel Valencia, Ricardo Villa, Oscar Ortiz, René Housseman, Leopoldo Luque.
16:30 hs. Recital Tocarán Luis Alberto Spinetta, Liliana Herrero, Lito Vitale, Arbolito, Horacio Fontova, Sara Mamani y La Bomba de Tiempo.
18:00 hs. Cierre
Para acreditaciones de prensa escribir a laotrafinal_iem@yahoo.com.ar
Las entradas pueden retirarse en el Estadio de River Plate (Av. Pte. Figueroa Alcorta 7597), Estadio de Vélez Sársfield (Juan B. Justo 9200), Club Deportivo Morón (Almirante Brown 1211) de 10 a 16 hs; Casa de la Memoria y la Vida de la Municipalidad de Morón (Santa María de Oro 3530, Castelar) y en el IEM (Av. Roque Sáenz Peña 547, 4º) de 10 a 20 hs.
El martes 3 de junio se realizó en el CENARD el cierre de los talleres sobre Deporte y Dictadura. Haciendo Memoria a treinta años del mundial 78
El cierre del proyecto “Haciendo Memoria a Treinta Años del Mundial ´78” se realizó el Martes 3 de Junio en el Auditorio Presidente Perón del CENARD, ante una concurrencia de 150 estudiantes pertenecientes al Instituto River Plate, la Escuela Media Nº 3 D.E. 10 (que funciona en las instalaciones del CENARD), el CENS 88 (que funciona en las instalaciones del Club Atlético All Boys) y el Normal 7.
Si los primeros encuentros se centraron en la relación entre el deporte y la política a través del tiempo, la persecución política y el rol de los medios de comunicación en la construcción de imagen para el país, entre otros temas, este tercer encuentro fue organizado con la intención de brindarles a los alumnos la oportunidad de escuchar y dialogar con personas que vivieron diversas experiencias en el contexto del Mundial 78.
Al turno mañana de esta jornada fueron invitados a participar Eugenia Ursi (militante, exiliada política en la década del 70), Pablo Videla (militante, ex preso político), José Luis Barrio (periodista, ex director de la revista El Gráfico) y Christian Rémoli (Documentalista, director de la película “Mundial 78, Verdad o Mentira”).
Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo del Subsecretario de Planeamiento y Gestión Deportiva, de la Secretaria de Deportes de la Nación, Marcelo Chames, quien expresó que "abrimos las puertas del CENARD para que los chicos tengan oportunidad de abrazarse con la historia reciente de nuestro país, para que no les gane el olvido".
Por su parte, Alba Pereyra Lanzillotto, del Instituto Espacio para la Memoria, expresó que "en febrero, desde el área de Transmisión de la Memoria, le presentamos este proyecto al Secretario Claudio Morresi y desde el primer momento tuvimos la mejor predisposición de su parte. Para nosotros era muy importante hacer la jornada de cierre en este lugar. Para la gran mayoría de estos chicos fue una muy buena experiencia conocer este predio deportivo, donde se entrenan los mejores deportistas del país y poder pensar acerca de nuestro pasado reciente".
Los invitados fueron contando sus experiencias en torno a dos preguntas iniciales: ¿que hacían, a qué se dedicaban, cuando los Militares daban el golpe de estado del ´76? Y ¿ En qué situación se encontraban al momento de realizarse el torneo mundial de fútbol en nuestro país?
Eugenia Ursi contó las circunstancias que la obligaron a vivir su exilio en España, y las actividades que realizó en ese país como integrante del grupo de teatro dirigido por Norman Briski, con el que montaban obras críticas y satíricas sobre la organización del Mundial y sobre el gobierno militar en general. Estas obras eran presentadas en Madrid pero también en los pueblos cercanos a la capital española.
Ursi mencionó una presentación en particular montada en Salamanca, donde al término de la función les avisaron que entre el público había un sobreviviente del centro clandestino de detención, tortura y exterminio “Mansión Seré”, que se encontraba exiliado. Fue la primera vez, cuenta Ursi, que tuvieron la posibilidad de hablar con un ex detenido- desaparecido y eso fue muy fuerte para el grupo.
Pablo Videla narró sus recuerdos como preso político en la cárcel de Rawson a donde había sido trasladado después de haber sido detenido en Córdoba.
Cuenta Videla que al iniciarse el Mundial él y unos compañeros fueron citados por la dirección del penal donde les informaron que por orden del General Luciano Benjamín Menéndez, Jefe del 3er. Cuerpo del Ejército, iban a ser trasladados en calidad de rehenes a la provincia de Córdoba y si algún atentado sucedía provocando bajas en la fuerza ellos lo pagarían con sus vidas.
Como el avión en el que iban a ser trasladados no pudo despegar a causa de la nieve, Videla junto a sus compañeros fueron mudados, sin informar a sus familiares, a celdas de aislamiento a las que todas las noches se acercaba el guardiacárcel diciéndoles: “Hoy no pasó nada, tienen un día más de vida”.
José Luis Barrio por su parte desnudó la complicidad de la editorial Atlántida con los objetivos de la junta militar a través de la creación de la revista Somos, y el rol que jugaron las publicaciones Gente, Para Ti y El Gráfico.
En cuanto a la revista de deportes centró la denuncia en la publicación de la carta apócrifa del jugador holandés Kroll, destacando que el por entonces director de El Gráfico la justificó diciendo que era un favor que le pedía el Almirante Carlos Lacoste.
Por su parte Christian Rémoli, que tenía cuatro años al momento de jugarse el Mundial, contó la resistencia que aún hoy tienen los medios de comunicación para abordar este tema y lo ejemplificó con los problemas que se le presentan al momento de tratar de difundir su documental tanto por televisión pública como por canales deportivos de la televisión por cable.
Durante la tarde participaron alumnos de la EMEM Nº 3 D.E. 10º del CeNARD -escuela de enseñanza media de la Ciudad que nació por iniciativa de la Secretaría de Deportes de la Nación-, los alumnos de 3º y 4º año turno tarde del Instituto River Plate, algunos alumnos de la ENS Nº 7 de Almagro que no habían podido concurrir por la mañana.
Los invitados al panel fueron en este encuentro Taty Almeida, Madre de Plaza de Mayo L. F.; Víctor Basterra, ex detenido-desaparecido de la ESMA; Carlos Girotti, militante político de los años ’70, sociólogo y exiliado durante la dictadura y Ariel Scher, periodista del diario Clarín en la sección deportiva.
Todos ellos, atravesados de alguna manera por los efectos del terrorismo de Estado hablaron desde sus vivencias personales. Taty Almeida contó que su hijo había sido secuestrado en 1975, todavía había un gobierno constitucional, cómo llegó a integrarse con las Madres, cuál es el significado de las consignas Memoria, Verdad y Justicia que marcan esa lucha desde hace 30 años y exhortó a los estudiantes a no dejarse manipular, a pensar y a luchar por lo que creen.
Después Víctor Basterra habló de su cautiverio en la ESMA durante 1979 y la importancia de la recuperación de los rostros de los detenidos-desaparecidos y de los represores de ese centro clandestino, a través de fotografías que sirvieron para denunciar, abrir causas y también para que los familiares supieran dónde habían estado y cuál fue el destino de sus seres queridos.
En su testimonio, Carlos Girotti comenzó reconociéndose como un militante político atravesado por la historia de las revoluciones en América Latina y en el mundo y su opción por un proyecto de país diferente. Durante su relato contó de su hermana desaparecida y de su exilio en Brasil y Holanda donde formó parte del SKAN (Comité de Solidaridad de Holanda con Argentina) que plantó estrategias para boicotear el Campeonato Mundial de Fútbol de 1978.
Finalmente Ariel Scher, periodista deportivo contó a los presentes una iniciativa que, hace algunos años, le hizo juntar a Ricardo Julio Villa, futbolista de la selección campeona del 78 con Taty Almeida y cómo el deportista se sintió “tocado” por el testimonio de la lucha de las Madres y enfatizó la importancia de mirar críticamente la realidad, como lo habían manifestado sus compañeros del panel.
La emoción ante los testimonios de los invitados instalaron en el auditorio momentos de profundo silencio y el interés de los estudiantes siguió manifestándose tras un caluroso aplauso, una vez terminada la actividad.
Al finalizar el encuentro los estudiantes visitaron la exposición gráfica que el IEM montó en el hall de entrada al auditorio, en la que pudieron ver parte de la muestra fotográfica de Víctor Basterra, afiches de denuncia a la organización del mundial realizados por los exiliados políticos y fotografías de los talleres realizados en los colegios.
Al cumplirse el próximo mes de junio los 30 años del Campeonato Mundial de Fútbol de 1978, el Instituto Espacio para la Memoria reivindica la vigencia de los Derechos Humanos, junto a valores de solidaridad y respeto por la vida y la dignidad en la sociedad argentina.
Y en un acto de desagravio hacia quienes fueron víctimas de la Dictadura, a la sociedad en su conjunto y al deporte, anuncia la organización de una actividad al que ha denominado “La Otra Final, el partido por la vida y los Derechos Humanos”. La misma tendrá lugar el domingo 29 de junio a las 15.00 horas.
Se trata de un partido de fútbol en el que ambos equipos llevarán la camiseta de la Selección Argentina -titular y suplente- y estarán integrados por jugadores de las selecciones de 1978 y de las actuales, y jóvenes no profesionales en representación de aquellos que fueron víctimas de la Dictadura.
El partido tendrá lugar en el estadio de River Plate como el mejor ámbito para esta “Otra Final”, lugar que –a pocos metros de uno de los mayores centros clandestinos de detención, tortura y exterminio que funcionaran en nuestro país, la Escuela de Mecánica de la Armada- sirviera entonces de sede del Mundial y hoy será el justo escenario de concreción de un acto masivo, con entrada gratuita, en favor de la Vida y los Derechos Humanos.
Una marcha encabezada por los organismos de derechos humanos portando la bandera con las fotos de los detenidos-desaparecidos partirá de la ex ESMA para llegar al Estadio, ingresar, dar una vuelta en el campo de juego e instalarse después en una tribuna. Luego del partido un recital con músicos solidarios que han acompañado la lucha de los organismos oficiará de cierre del evento.
Se trata de un partido de fútbol en el que ambos equipos llevarán la camiseta de la Selección Argentina -titular y suplente- y estarán integrados por jugadores de las selecciones de 1978 y de las actuales, y jóvenes no profesionales en representación de aquellos que fueron víctimas de la Dictadura.
El partido tendrá lugar en el estadio de River Plate como el mejor ámbito para esta “Otra Final”, lugar que –a pocos metros de uno de los mayores centros clandestinos de detención, tortura y exterminio que funcionaran en nuestro país, la Escuela de Mecánica de la Armada- sirviera entonces de sede del Mundial y hoy será el justo escenario de concreción de un acto masivo, con entrada gratuita, en favor de la Vida y los Derechos Humanos.
Una marcha encabezada por los organismos de derechos humanos portando la bandera con las fotos de los detenidos-desaparecidos partirá de la ex ESMA para llegar al Estadio, ingresar, dar una vuelta en el campo de juego e instalarse después en una tribuna. Luego del partido un recital con músicos solidarios que han acompañado la lucha de los organismos oficiará de cierre del evento.
Cronograma de actividades
12:00 hs. Marcha desde la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA, Av del Libertador 8.100) hasta el Estadio del Club Atlético River Plate, llevando la Bandera con las fotos de los detenidos-desaparecidos.
15:00 hs. Partido combinado entre jugadores del 78 y de las selecciones actuales. Han confirmado su participación Héctor Baley, Luis Galván, Jorge Olguín, Alberto Tarantini, Miguel Oviedo, Omar Larrosa, Daniel Valencia, Ricardo Villa, Oscar Ortiz, René Housseman, Leopoldo Luque.
16:30 hs. Recital Tocarán Luis Alberto Spinetta, Liliana Herrero, Lito Vitale, Arbolito, Horacio Fontova, Sara Mamani y La Bomba de Tiempo.
18:00 hs. Cierre
Para acreditaciones de prensa escribir a laotrafinal_iem@yahoo.com.ar
Las entradas pueden retirarse en el Estadio de River Plate (Av. Pte. Figueroa Alcorta 7597), Estadio de Vélez Sársfield (Juan B. Justo 9200), Club Deportivo Morón (Almirante Brown 1211) de 10 a 16 hs; Casa de la Memoria y la Vida de la Municipalidad de Morón (Santa María de Oro 3530, Castelar) y en el IEM (Av. Roque Sáenz Peña 547, 4º) de 10 a 20 hs.
El martes 3 de junio se realizó en el CENARD el cierre de los talleres sobre Deporte y Dictadura. Haciendo Memoria a treinta años del mundial 78
El cierre del proyecto “Haciendo Memoria a Treinta Años del Mundial ´78” se realizó el Martes 3 de Junio en el Auditorio Presidente Perón del CENARD, ante una concurrencia de 150 estudiantes pertenecientes al Instituto River Plate, la Escuela Media Nº 3 D.E. 10 (que funciona en las instalaciones del CENARD), el CENS 88 (que funciona en las instalaciones del Club Atlético All Boys) y el Normal 7.
Si los primeros encuentros se centraron en la relación entre el deporte y la política a través del tiempo, la persecución política y el rol de los medios de comunicación en la construcción de imagen para el país, entre otros temas, este tercer encuentro fue organizado con la intención de brindarles a los alumnos la oportunidad de escuchar y dialogar con personas que vivieron diversas experiencias en el contexto del Mundial 78.
Al turno mañana de esta jornada fueron invitados a participar Eugenia Ursi (militante, exiliada política en la década del 70), Pablo Videla (militante, ex preso político), José Luis Barrio (periodista, ex director de la revista El Gráfico) y Christian Rémoli (Documentalista, director de la película “Mundial 78, Verdad o Mentira”).
Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo del Subsecretario de Planeamiento y Gestión Deportiva, de la Secretaria de Deportes de la Nación, Marcelo Chames, quien expresó que "abrimos las puertas del CENARD para que los chicos tengan oportunidad de abrazarse con la historia reciente de nuestro país, para que no les gane el olvido".
Por su parte, Alba Pereyra Lanzillotto, del Instituto Espacio para la Memoria, expresó que "en febrero, desde el área de Transmisión de la Memoria, le presentamos este proyecto al Secretario Claudio Morresi y desde el primer momento tuvimos la mejor predisposición de su parte. Para nosotros era muy importante hacer la jornada de cierre en este lugar. Para la gran mayoría de estos chicos fue una muy buena experiencia conocer este predio deportivo, donde se entrenan los mejores deportistas del país y poder pensar acerca de nuestro pasado reciente".
Los invitados fueron contando sus experiencias en torno a dos preguntas iniciales: ¿que hacían, a qué se dedicaban, cuando los Militares daban el golpe de estado del ´76? Y ¿ En qué situación se encontraban al momento de realizarse el torneo mundial de fútbol en nuestro país?
Eugenia Ursi contó las circunstancias que la obligaron a vivir su exilio en España, y las actividades que realizó en ese país como integrante del grupo de teatro dirigido por Norman Briski, con el que montaban obras críticas y satíricas sobre la organización del Mundial y sobre el gobierno militar en general. Estas obras eran presentadas en Madrid pero también en los pueblos cercanos a la capital española.
Ursi mencionó una presentación en particular montada en Salamanca, donde al término de la función les avisaron que entre el público había un sobreviviente del centro clandestino de detención, tortura y exterminio “Mansión Seré”, que se encontraba exiliado. Fue la primera vez, cuenta Ursi, que tuvieron la posibilidad de hablar con un ex detenido- desaparecido y eso fue muy fuerte para el grupo.
Pablo Videla narró sus recuerdos como preso político en la cárcel de Rawson a donde había sido trasladado después de haber sido detenido en Córdoba.
Cuenta Videla que al iniciarse el Mundial él y unos compañeros fueron citados por la dirección del penal donde les informaron que por orden del General Luciano Benjamín Menéndez, Jefe del 3er. Cuerpo del Ejército, iban a ser trasladados en calidad de rehenes a la provincia de Córdoba y si algún atentado sucedía provocando bajas en la fuerza ellos lo pagarían con sus vidas.
Como el avión en el que iban a ser trasladados no pudo despegar a causa de la nieve, Videla junto a sus compañeros fueron mudados, sin informar a sus familiares, a celdas de aislamiento a las que todas las noches se acercaba el guardiacárcel diciéndoles: “Hoy no pasó nada, tienen un día más de vida”.
José Luis Barrio por su parte desnudó la complicidad de la editorial Atlántida con los objetivos de la junta militar a través de la creación de la revista Somos, y el rol que jugaron las publicaciones Gente, Para Ti y El Gráfico.
En cuanto a la revista de deportes centró la denuncia en la publicación de la carta apócrifa del jugador holandés Kroll, destacando que el por entonces director de El Gráfico la justificó diciendo que era un favor que le pedía el Almirante Carlos Lacoste.
Por su parte Christian Rémoli, que tenía cuatro años al momento de jugarse el Mundial, contó la resistencia que aún hoy tienen los medios de comunicación para abordar este tema y lo ejemplificó con los problemas que se le presentan al momento de tratar de difundir su documental tanto por televisión pública como por canales deportivos de la televisión por cable.
Durante la tarde participaron alumnos de la EMEM Nº 3 D.E. 10º del CeNARD -escuela de enseñanza media de la Ciudad que nació por iniciativa de la Secretaría de Deportes de la Nación-, los alumnos de 3º y 4º año turno tarde del Instituto River Plate, algunos alumnos de la ENS Nº 7 de Almagro que no habían podido concurrir por la mañana.
Los invitados al panel fueron en este encuentro Taty Almeida, Madre de Plaza de Mayo L. F.; Víctor Basterra, ex detenido-desaparecido de la ESMA; Carlos Girotti, militante político de los años ’70, sociólogo y exiliado durante la dictadura y Ariel Scher, periodista del diario Clarín en la sección deportiva.
Todos ellos, atravesados de alguna manera por los efectos del terrorismo de Estado hablaron desde sus vivencias personales. Taty Almeida contó que su hijo había sido secuestrado en 1975, todavía había un gobierno constitucional, cómo llegó a integrarse con las Madres, cuál es el significado de las consignas Memoria, Verdad y Justicia que marcan esa lucha desde hace 30 años y exhortó a los estudiantes a no dejarse manipular, a pensar y a luchar por lo que creen.
Después Víctor Basterra habló de su cautiverio en la ESMA durante 1979 y la importancia de la recuperación de los rostros de los detenidos-desaparecidos y de los represores de ese centro clandestino, a través de fotografías que sirvieron para denunciar, abrir causas y también para que los familiares supieran dónde habían estado y cuál fue el destino de sus seres queridos.
En su testimonio, Carlos Girotti comenzó reconociéndose como un militante político atravesado por la historia de las revoluciones en América Latina y en el mundo y su opción por un proyecto de país diferente. Durante su relato contó de su hermana desaparecida y de su exilio en Brasil y Holanda donde formó parte del SKAN (Comité de Solidaridad de Holanda con Argentina) que plantó estrategias para boicotear el Campeonato Mundial de Fútbol de 1978.
Finalmente Ariel Scher, periodista deportivo contó a los presentes una iniciativa que, hace algunos años, le hizo juntar a Ricardo Julio Villa, futbolista de la selección campeona del 78 con Taty Almeida y cómo el deportista se sintió “tocado” por el testimonio de la lucha de las Madres y enfatizó la importancia de mirar críticamente la realidad, como lo habían manifestado sus compañeros del panel.
La emoción ante los testimonios de los invitados instalaron en el auditorio momentos de profundo silencio y el interés de los estudiantes siguió manifestándose tras un caluroso aplauso, una vez terminada la actividad.
Al finalizar el encuentro los estudiantes visitaron la exposición gráfica que el IEM montó en el hall de entrada al auditorio, en la que pudieron ver parte de la muestra fotográfica de Víctor Basterra, afiches de denuncia a la organización del mundial realizados por los exiliados políticos y fotografías de los talleres realizados en los colegios.

miércoles, 20 de febrero de 2008
Polonia no olvida el Holocausto
20/02/08
VARSOVIA. EFE
COMICS Y CINE
Las escuelas de Varsovia utilizarán desde marzo cómics y proyectarán el filme "El Pianista", de Roman Polanski, para mostrar a los alumnos la dimensión del Holocausto, en una iniciativa piloto que, de tener éxito, se extenderá a toda Polonia para combatir el antisemitismo. La propuesta procede del museo de Auschwitz-Birkenau, situado en el campo de concentración en el que durante la Segunda Guerra Mundial murieron 1.300.000 personas, el 90% de las cuales eran judíos y el resto partisanos polacos, gitanos, homosexuales y presos soviéticos.Para los responsables de este museo, los colegios de Polonia no cuentan con suficiente material didáctico para mostrar a sus alumnos la realidad del drama que sufrieron los judíos. El museo propone que se incrementen las referencias al Holocausto en las clases de literatura polaca, historia, ética, religión y sociales.
VARSOVIA. EFE
COMICS Y CINE
Las escuelas de Varsovia utilizarán desde marzo cómics y proyectarán el filme "El Pianista", de Roman Polanski, para mostrar a los alumnos la dimensión del Holocausto, en una iniciativa piloto que, de tener éxito, se extenderá a toda Polonia para combatir el antisemitismo. La propuesta procede del museo de Auschwitz-Birkenau, situado en el campo de concentración en el que durante la Segunda Guerra Mundial murieron 1.300.000 personas, el 90% de las cuales eran judíos y el resto partisanos polacos, gitanos, homosexuales y presos soviéticos.Para los responsables de este museo, los colegios de Polonia no cuentan con suficiente material didáctico para mostrar a sus alumnos la realidad del drama que sufrieron los judíos. El museo propone que se incrementen las referencias al Holocausto en las clases de literatura polaca, historia, ética, religión y sociales.
miércoles, 16 de enero de 2008
El amor en los tiempos del lucro
10/01/08
CRITICA . SONGS OF MASS DESTRUCTION", DE ANNIE LENNOX
En "Suspiros del corazón", de Enrique Gabriel, un empresario español se mete en un anacrónico mundo folletinesco.
Por: Miguel Frías

CRUCES EL FILME COMBINA, CON ROMANTICISMO, HUMOR Y ABSURDO, EL UNIVERSO DE UN YUPPIE ESPAÑOL CON EL DE VIEJOS INMIGRANTES QUE DIRIGEN UNA FOTONOVELA.
Suspiros del corazón, cualquiera puede intuirlo por el título, es una película cursi, sentimentaloide, anacrónica, naif, cercana al absurdo. Con personajes maniqueos y grandilocuentes que evolucionan —en realidad, no todos evolucionan narrativamente— dentro de una especie de fábula social. La moraleja: el lucro individual y el narcisismo generan vacío; mejor volver a las luchas colectivas, el arte, el idealismo y, sobre todo, el amor.
Este planteo puede ser cierto (o no). Pero usarlo abiertamente, en filmes sobre utopías coproducidos con España, suele ser terrible desde lo artístico.
¿Entonces? ¿Hay un "entonces"? Sí. Enrique Gabriel (En la puta calle) "redime" a su filme por dos razones: 1) Su intención fue hacerle un homenaje a la fotonovela, al mundo folletinesco; por lo tanto, la cursilería y el anacronismo fueron deliberados. 2) (y más importante) Trabajó a sus personajes con cierto aire paródico: tamizó sus tonos retóricos y edulcorados con humor. Ejemplo: en una escena, dos viejitos, uno español (Osvaldo Bonet) y el otro italiano (Gianni Fiori), discuten sobre sus antiguas luchas libertarias. Para alardear de la propia, cada uno relativiza la del otro. En el fragor de la discusión, el español termina "exaltando" a Francisco Franco; y el italiano, a Benito Mussolini. La historia de Suspiros... —un festín de clichés— es creada, en la ficción, por un escritor bohemio (Alejandro Awada: rodeado, para qué evitar el lugar común, de botellas de whisky y colillas). Este escritor imagina a un empresario español, joven y exitoso (Roger Coma), que viene a la Argentina por negocios. Un día, el horóscopo de una revisteja del corazón acierta el futuro del yuppie primermundista, quien busca al autor de esa sección o al menos la dirección de la redacción.
Por milagros de la coproducción, la revista se hace en San Luis, adonde el empresario viaja y donde se convierte en actor de fotonovelas. Así entra en un universo desconocido, romántico; alejado del mundo prosaico de los negocios.
Hay que aclararlo: Enrique Gabriel no es Manuel Puig, ni Suspiros del corazón una película memorable. Apenas una cálida y graciosa evocación de ciertos melodramas pasados de moda —en sus mejores partes— y un alegato contra lo que sí está de moda —en sus partes más débiles, las más retóricas y solemnes, las que pueden ser acertadas desde el punto de vista social pero no tanto desde el cinematográfico.
Ficha
Suspiros del corazónComedia TITULO ORIGINAL IDEM (ARGENTINA/ESPAÑA, 2006) 89 MIN, ATP DIRECCION ENRIQUE GABRIEL INTERPRETES ALEJANDRO AWADA, ROGER COMA, OSVALDO BONET SALAS CINEMARK PALERMO, ABASTO, GAUMONT, V. RECOLETABUENA
CRITICA . SONGS OF MASS DESTRUCTION", DE ANNIE LENNOX
En "Suspiros del corazón", de Enrique Gabriel, un empresario español se mete en un anacrónico mundo folletinesco.
Por: Miguel Frías

CRUCES EL FILME COMBINA, CON ROMANTICISMO, HUMOR Y ABSURDO, EL UNIVERSO DE UN YUPPIE ESPAÑOL CON EL DE VIEJOS INMIGRANTES QUE DIRIGEN UNA FOTONOVELA.
Suspiros del corazón, cualquiera puede intuirlo por el título, es una película cursi, sentimentaloide, anacrónica, naif, cercana al absurdo. Con personajes maniqueos y grandilocuentes que evolucionan —en realidad, no todos evolucionan narrativamente— dentro de una especie de fábula social. La moraleja: el lucro individual y el narcisismo generan vacío; mejor volver a las luchas colectivas, el arte, el idealismo y, sobre todo, el amor.
Este planteo puede ser cierto (o no). Pero usarlo abiertamente, en filmes sobre utopías coproducidos con España, suele ser terrible desde lo artístico.
¿Entonces? ¿Hay un "entonces"? Sí. Enrique Gabriel (En la puta calle) "redime" a su filme por dos razones: 1) Su intención fue hacerle un homenaje a la fotonovela, al mundo folletinesco; por lo tanto, la cursilería y el anacronismo fueron deliberados. 2) (y más importante) Trabajó a sus personajes con cierto aire paródico: tamizó sus tonos retóricos y edulcorados con humor. Ejemplo: en una escena, dos viejitos, uno español (Osvaldo Bonet) y el otro italiano (Gianni Fiori), discuten sobre sus antiguas luchas libertarias. Para alardear de la propia, cada uno relativiza la del otro. En el fragor de la discusión, el español termina "exaltando" a Francisco Franco; y el italiano, a Benito Mussolini. La historia de Suspiros... —un festín de clichés— es creada, en la ficción, por un escritor bohemio (Alejandro Awada: rodeado, para qué evitar el lugar común, de botellas de whisky y colillas). Este escritor imagina a un empresario español, joven y exitoso (Roger Coma), que viene a la Argentina por negocios. Un día, el horóscopo de una revisteja del corazón acierta el futuro del yuppie primermundista, quien busca al autor de esa sección o al menos la dirección de la redacción.
Por milagros de la coproducción, la revista se hace en San Luis, adonde el empresario viaja y donde se convierte en actor de fotonovelas. Así entra en un universo desconocido, romántico; alejado del mundo prosaico de los negocios.
Hay que aclararlo: Enrique Gabriel no es Manuel Puig, ni Suspiros del corazón una película memorable. Apenas una cálida y graciosa evocación de ciertos melodramas pasados de moda —en sus mejores partes— y un alegato contra lo que sí está de moda —en sus partes más débiles, las más retóricas y solemnes, las que pueden ser acertadas desde el punto de vista social pero no tanto desde el cinematográfico.
Ficha
Suspiros del corazónComedia TITULO ORIGINAL IDEM (ARGENTINA/ESPAÑA, 2006) 89 MIN, ATP DIRECCION ENRIQUE GABRIEL INTERPRETES ALEJANDRO AWADA, ROGER COMA, OSVALDO BONET SALAS CINEMARK PALERMO, ABASTO, GAUMONT, V. RECOLETABUENA
ENTREVISTA A ENRIQUE GABRIEL
16/01/08

Información
Un yuppie español viaja a la Argentina para hacer negocios y se cruza con un grupo de viejitos que editan una revista de fotonovelas y que harán tambalear su sistema de valores. La utopía, el romanticismo y lo naif son los ejes de Suspiros del corazón, la película más reciente del director argentino afincado en España Enrique Gabriel, que se estrenó el jueves.
"No quiero defraudar a nadie"
El realizador argentino radicado en España habla de "Suspiros del corazón", un filme sobre sueños y utopías.
Por: Diego Papic
El realizador argentino radicado en España habla de "Suspiros del corazón", un filme sobre sueños y utopías.
Por: Diego Papic

EN NOMBRE DE LA MADRE GABRIEL COESCRIBIO
Un yuppie español viaja a la Argentina para hacer negocios y se cruza con un grupo de viejitos que editan una revista de fotonovelas y que harán tambalear su sistema de valores.
La utopía, el romanticismo y lo naif son los ejes de Suspiros del corazón, la película más reciente del director argentino afincado en España Enrique Gabriel, que se estrenó el jueves.
¿De dónde salió tu interés por las fotonovelas?
En los años '50 en la Argentina, la Editorial Abril sacaba una revista que se llamaba Idilio y que traía fotonovelas que se elaboraban en Italia. Mi madre hacía las traducciones y las adaptaciones al castellano. Era una época en que la fotonovela cumplía un cometido de divulgacion social y cultural entre las clases menos favorecidas. Hubo escritores que adaptaron clásicos de la literatura al género. La película pretende homenajear a ese tipo de personajes.
Tu madre, Lucía Lipschutz, además colaboró con el guión. ¿Cómo fue trabajar con ella?
Nosotros ya hemos escrito tres películas juntos. Esta historia parte de un cuento que escribió ella hace como veinte años, un cuento muy simpático, muy gracioso y un poco surrealista. Lo leí un día y dije que se podría hacer una linda película. Escribí un guión, se lo mostré y le pareció horrible. Me dijo que había masacrado el cuento. Entonces ella escribió un guión. Le dije que era infilmable y que no sabía escribir guiones. Pero de a poco nos fuimos amigando. El tono de la película y está todo el tiempo al borde de lo cursi.
¿Cómo manejaste ese límite?
Con muchísimo miedo, me equivoqué muchas veces, la mayoría de las veces me pasé. Trabajamos en una dirección, sabiendo que estabámos en el tono de la fábula, que te permite una mayor holgura. No tenés que buscar un rigor absoluto. El actor tiene márgenes más amplios, que van de lo grotesco a lo sobreactuado, por momentos.
Y luego hubo que recomponer la mayor parte de mis errores en la edición. La edición fue muy laboriosa, tardamos seis meses, se hicieron ocho ediciones diferentes. Cambió mucho la película de lo que era el guión. Me resultó muy difícil. La comedia es un género de los más difíciles, porque hay que hilar muy fino. Igual siempre llega un crítico que te demuestra que es una mierda, y el crítico siempre tiene razón, ya se sabe.
El yuppie español encuentra en la Argentina un ambiente de utopías, un lugar romántico.
¿Así ves al país a la distancia?
Qué pregunta... (piensa) Es probable que sí, que bajo los efectos de la lejanía, la nostalgia, uno tenga tendencia a idealizar aquello que dista mucho de ser idealizable.
Desde que se planteó el guión estos personajes utopistas estuvieron situados en la Argentina. No sé si resulta creíble encontrar estos sujetos en este continente tan rico, en esta España tan súbitamente millonaria. Mientras en la Argentina yo creo que sí, un poco por la propia mezcla, la propia rareza que supone todo el viaje de los antepasados. Argentina es un país muy peculiar. Probablemente yo quiero creer que sea así.
¿Cómo creés que le va a ir a la película en la Argentina?
En España se estrenó con pocas copias, en un circuito muy reducido y me llevé la grata sorpresa de que funcionó mejor de lo que esperaba. Es una película para un público muy especial, yo no quiero defraudar a nadie. El que busca una tesis de una lucidez deslumbrante, no creo que sea la película que tenga que ir a ver. El que busca un momento de nostalgia, de emoción... No sé, cada día estoy más confundido, cada día entiendo menos el oficio, cada día sé menos de cine. Voy a ver una película que considero que es una bazofia infumable y resulta que es el blockbuster de la temporada. No tengo idea, cualquier cosa que te diga me voy a equivocar.
Información
Un yuppie español viaja a la Argentina para hacer negocios y se cruza con un grupo de viejitos que editan una revista de fotonovelas y que harán tambalear su sistema de valores. La utopía, el romanticismo y lo naif son los ejes de Suspiros del corazón, la película más reciente del director argentino afincado en España Enrique Gabriel, que se estrenó el jueves.
lunes, 14 de enero de 2008
'El alma de los verdugos'
06/01/2008
REPORTAJE: VÍCTIMAS DE LA TORTURA
Patriotas de picana
JUAN JESÚS AZNÁREZ
El juez Baltasar Garzón y el periodista Vicente Romero abordan en el libro 'El alma de los verdugos' el brutal desdoblamiento de los servidores de la dictadura militar argentina (1976-1983). Aquel terrorismo de Estado mató e hizo desaparecer a cerca de 30.000 personas
E l torturador Valentín Milton Pretti murió enloquecido y solo a los 68 años, poco antes de ser detenido por el secuestro de niños nacidos en las cárceles de la dictadura argentina (1976-1983). "Una de las últimas veces que hablamos empezó a contarme que había matado a un niño, y yo pensé que después de haberlo matado me habría acariciado a mí o a mis hermanos", declaró su hija Rita, de 37 años. Hace dos renunció al apellido paterno. "No soy la hija de un loco, sino la hija de un policía que fue formado por un Estado que es responsable de lo que ocurrió y que permitió que mi padre siguiera en libertad y que no haya pagado por lo que hizo".
“¡Levántate de mi cama, puta! ¿No sabés que yo maté a tu marido?”, gritó a su pareja el torturador Pernía
Los matarifes actuaron sin límites porque se creyeron cruzados de la civilización cristiana e instrumentos del Estado
La obediencia debida fue la gran coartada, pero los verdugos no violaban a las prisioneras cumpliendo órdenes

"Las víctimas no tienen que pedir justicia, tienen que exigir justicia", subraya el juez Baltasar Garzón
El juez Baltasar Garzón y el periodista Vicente Romero presentan el día 17 El alma de los verdugos (editorial RBA), un libro de 600 páginas sobre los servidores de una tiranía que asesinó a casi 30.000 personas en nombre de la civilización occidental y la moral cristiana. Reconfortados por los capellanes castrenses, pelotones de militares y policías machacaron a los subversivos marxistas en los potros de tortura de 340 Centros Clandestinos de Detención (CCD). El libro se adentra en ese abismo desde las reflexiones de los activistas de la justicia, el testimonio de las víctimas, y los relatos de jóvenes que creyeron ser hijos de los asesinos de sus padres: más de medio millar.
La impunidad de los verdugos durante aquel terrorismo de Estado fue absoluta. El capitán Héctor Vergez martirizó a Mercedes porque la encontró guapa y comunista. Tomó su cara, le apartó un mechón y, suavemente, le dijo: "Qué linda que estás, negrita. Lástima que vamos a meterte la 220 en la vagina". Le metieron la picana de 220 voltios, la herramienta estrella de un régimen que despedazó cuerpos y libertades. El gobernador de Buenos Aires, Ibérico Saint Jean, fue muy preciso: "Primero mataremos a los subversivos; después, a sus colaboradores; después, a sus simpatizantes; después, a los que permanezcan indiferentes, y finalmente, a los tímidos". Dicho y hecho.
Los generales del golpe del 24 de marzo de 1976, Jorge Rafael Videla (Ejército), Emilio Eduardo Massera (Marina) y Orlando Ramón Agosti (Fuerza Aérea), eliminaron en secreto para eludir la condena internacional. Llegaron a la conclusión de que "contra el Papa no se puede fusilar". Hicieron desaparecer a la mayoría de las víctimas: cerca de 4.000 fueron arrojadas vivas al mar o al río de la Plata desde aviones oficiales: vivas para que sus pulmones se llenasen de agua al respirar y así se hundieran los cuerpos. Si caían muertas, los pulmones permanecían con aire, y los cadáveres flotaban y, sobre todo, alertaban.
"¿Quiénes son esos tipos que mandan a sus hijos a un colegio, que se despiden de ellos por las mañanas con un beso, que fichan puntualmente en sus lugares de trabajo como funcionarios ejemplares y que finalmente bajan a un sótano a arrancarle las uñas a un detenido político con unas tenacillas?". Garzón contesta la interrogante de Romero en las primeras páginas del libro. "La mentalidad de los verdugos ha sido siempre la misma. Matan por obligación, matan y torturan por costumbre, por cumplir órdenes (...) No asumen la existencia de su actividad con carácter abierto, y ahí aparece el primer síntoma de su cobardía: tienen que ejercer su función en la clandestinidad. Y actuaban por las noches con nocturnidad y miedo. Porque al fin y al cabo se comportaban como delincuentes". El turco Julián Simón era uno de ellos: vertía agua salada sobre las heridas de los presos tras azotarlos con cadenas. "No estoy arrepentido. Luchaba por mi patria y por mi fe", alardeó, hace años, en dos entrevistas por televisión.
El horror fue variado. Castigaron los cuerpos y los sentimientos. Oficiales y suboficiales de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde murieron unos 4.500 presos, salían a cenar en restaurantes céntricos con las detenidas más atractivas de la izquierda peronista y la guerrilla montonera, a las que torturaban de día, y vestían y perfumaban de noche. "Ponte bonita", les decían. A veces terminaban en la discoteca porteña Mau-Mau. Víctimas y victimarios llegaron a formar pareja, hubo presas que recibían cartas de amor de sus carceleros y otras se encamaron con los patriotas de la picana para salvar la vida o reducir el voltaje de las descargas.
Manu Actis fue una de las comensales de las cenas con el enemigo.
-El mismo tipo que me había torturado fue el que decidió sacarme junto con otro grupo de detenidas (...) Yo temblaba. Temblaba de pies a cabeza porque mi idea era que me venían a buscar para matarme. ¿Cómo me podía imaginar que me iban a sacar para cenar?
Encapuchada, fue trasladada a la cita en un coche, que aparcó junto a un restaurante de Buenos Aires. Cuando le quitaron la capucha, se encontró en una mesa con otras diez personas que no conocía. Se hablaba de fútbol a de cualquier otra cosa.
-Recuerdo que me dieron el menú para que yo eligiera. Eran las dos de la madrugada y yo ya había cenado en la ESMA. Así que dije: "No, yo ya cené". Y el q ue estaba a mi lado, Scheller (capitán Raúl Enrique Scheller), al que adentro le llamábamos Mariano, me dijo: "Vos vas a comer todo lo que yo te diga". Y entonces pidió de lo que quiso dos platos.
Garzón descarta que los verdugos fueran enfermos mentales o que pudiera considerárseles como tales porque eran perfectamente conscientes de lo que hacían. Pero cuando un verdugo se sabe con poder de decisión sobre la vida o la muerte de sus víctimas y puede disponer de ellas sin límite alguno, resulta imposible saber hasta dónde puede llegar en su degeneración como ser humano, según precisa el magistrado. El psicoanalista Sergio Rodríguez, entrevistado por los autores de El alma del verdugo, relató los amores entre el capitán Antonío Pernía, torturador, y la dirigente montonera Mercedes Inés Carazo, conocida como Lucy o Cuqui.
"Cuqui había sido tomada prisionera en el hospital italiano. Tenía una pastilla de cianuro y se la tomó, pero la llevaron al quirófano y lograron impedir que le hiciera efecto. Luego la torturaron brutalmente en la ESMA durante tres meses sin que aflojara. Pernía la cortejaba todo el tiempo, pero ella no le daba bolilla. Entonces localizaron al marido de Cuqui [Marcelo Kurlat, El Monra] donde vivía con su hija, y hubo un tiroteo. Pernía habló con un altoparlante [altavoz] y se ofreció a entrar desarmado en la casa para sacar a la niña, prometiendo entregársela a la madre. El Monra aceptó. Pararon el tiroteo y sacaron a la nena mientras él apuntaba a Pernía con una pistola en la frente. Después siguió el tiroteo y le pegaron un balazo mortal. Lo llevaron a la ESMA y llamaron a Cuqui, que lo agarró en sus brazos mientras moría. Desde atrás, Pernía le dijo: 'Quédate tranquila, Lucita, que a tu nena la hemos recuperado viva'. Las últimas palabras de El Monra fueron: '¿Desde cuándo te dice Lucita ese hijo de mil putas?'. El Monra murió creyendo que tenía algo que ver con él".
Pernía se divorció para casarse con la montonera. El libro de Miguel Bonasso En recuerdo de la muerte describe una escena reveladora. Quebrada psicológicamente, la guerrillera comentó su dilema a un compañero de celda:
-Vos sabés lo mío y lo de Antonio, ¿verdad? Es horrible... pero le quiero. Él a veces me mira y me dice: '¿Cómo me podés querer si soy una mierda? Soy una bestia asesina'. Una vez estábamos acostados, fumando, y me gritó: '¡Levántate de mi cama, puta! ¿No sabés que yo maté a tu marido?'. Pero le quiero. Aunque me diga esas cosas, lo sigo queriendo. No sé por qué. Tal vez porque me devolvió a mi hija".
Según el psicoanalista Sergio Rodríguez, el caso demuestra "la ensalada que somos los seres humanos". Carazo se sumió en un trance místico, marchó a Perú y allí sigue, probablemente atribulada por la memoria. Una psicóloga contó a este diario que un día se presentó en su casa de Buenos Aires una buena amiga, activista contra la dictadura, acompañada por su novio, que había sido su torturador. "Me dio asco, casi la echo". Las atrocidades y el asco vienen recogidos en el informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), emitido el 20 de septiembre de 1984, que documentó la desaparición forzosa de 8.960 personas. "Ese pajarito no va a volar más", se burlaba el oficial de fragata Jorge Tigre Acosta, después de pinzar los genitales de los hombres hasta el destrozo funcional.
Los libros con el testimonio de las víctimas abundan, pero apenas existe bibliografía sobre el perfil de sus verdugos, sumamente crueles, desprovistos de humanidad: uno mató a patadas a Luis Pérez, delegado de un banco japonés en Buenos Aires, porque se quejaba de una costilla rota. Garzón y Romero sintieron la necesidad de conocer la mentalidad de esos criminales. Lo hacen desde diferentes ángulos en un libro de 627 páginas. Varios capítulos informan sobre el robo de niños. Los funcionarios de la tortura efectuaban una selección de las presas embarazadas, a las que fortalecían hasta el parto con más comida y vitaminas. "Después se llevaban a los hijos, como se hace con los perros", según María Victoria Moyano, cuyos padres figuran en la lista de desaparecidos. María Elena Mouriño fue querida de verdad por su madre apropiadora. "¿Tú te sentiste querida como una hija?". "Sí. Totalmente", responde a Vicente Romero. "Te digo más: estoy segura de que me quería más que a su hijo biológico".
La historia de Carla es más dura. La secuestró, previo asesinato de sus padres, Alfredo Rufo, ex miembro de la Triple A durante el Gobierno de Isabelita Perón (1974-1976), sicario de los generales golpistas. Desde los cinco años abusó sexualmente de ella.
-Y lo terrible, según su abuela Sacha, "es que la mujer de Rufo lo sabía. Incluso era ella, la supuesta madre, quien le daba las palizas más grandes (...) Conocía perfectamente los abusos de su maridito sobre la niña. Tuvo una relación de odio y de celos con la nena. Porque Carlita ya tenía un cuerpecito más o menos formado. Era una chica altita, grande. Y ella sentiría envidia. Además era una mujer que tenía problemas ginecológicos que no sólo le impedían parir hijos, sino que vete a saber si podía mantener relaciones felices con su marido o no, y tal vez por eso permitía que las tuviera con la niña. Carla no objetaría un careo con el pederasta torturador. "Yo creo que no me tiraría al cuello, ni nada por el estilo. Tengo suficiente sangre fría para mirarlo a la cara y decirle: 'Estamos los dos solos: ¿me podrías contar qué has hecho con mi madre?".
Paula Logares, de 30 años, empleada en el Archivo Nacional de la Memoria, sabe que mataron a la suya gracias a las Abuelas de Plaza de Mayo. Un suboficial de la policía, cuya esposa no podía tener hijos, se la llevó a casa. Tenía 23 meses.
-¿Cómo era tu vida con esas dos personas que se habían apropiado de ti, Paula? -le preguntó Baltasar Garzón.
-Yo creo que, a la vista de la gente, no era diferente de la de cualquier otra familia. Aparentemente no había nada extraño. A él [al policía apropiador] le pregunté qué había hecho con mis padres. Primero dudó, hizo como que no sabía y después respondió: "No, yo no fui". A ella le pregunté por qué me había mentido durante tanto tiempo, y se puso a llorar.
Los matarifes actuaron sin límites porque se creyeron cruzados de la civilización cristiana, salvadores de la patria e instrumentos de la razón de Estado. Cabalgaron sobre el discurso de los principales ideólogos del golpe del 76: el Ejército, el poder económico y la Iglesia católica. Los cuartos de banderas y regimientos fueron inoculados con el virus de la depuración: la guerra contra la subversión sería justa y necesariamente sangrienta. El plan consistió en tomar prisioneros, militantes de la guerrilla, cómplices, simpatizantes, amigos personales o simplemente quienes figurasen en las agendas de direcciones de los sospechosos detenidos, según las conclusiones de Julio César Strassera, fiscal en el juicio de 1985 a las Juntas Militares. La fase siguiente fue "obtener información sometiéndolos a torturas, y finalmente, hacerlos desaparecer en la mayoría de los casos".
El modelo aprendió de las doctrinas contra la subversión aplicadas por militares franceses durante la guerra de Argelia y de las teorías impartidas en la Escuela de las Américas de Panamá, organizada por EE UU durante la guerra fría. Los verdugos poseyeron el poder de la vida y de la muerte, "como si pensaran que eran Dios", recordó Andrea Bello, detenida durante ocho meses en la ESMA.
Andrea había cumplido 19 años, pero aparentaba 13: las esposas se le salían por las muñecas, puro hueso. "Los vi entrar a torturar y después salir con una tranquilidad pasmosa para seguir charlando o haciendo otra cosa como si nada hubiera pasado. Era tremendo estar escuchando lo que le hacían a algún compañero, y verlos más tarde sonriendo imperturbables".
En democracia, a partir del 83, pocos verdugos sonrieron. No lo hizo el ex capitán de fragata argentino Alfredo Astiz cuando Alfredo Chávez, un sobreviviente del cadalso El Vesubio, le rompió a puñetazos la nariz y una prótesis dental.
-¿Vos sos Astiz? -le preguntó antes, al reconocerle en la calle.
-Sí. ¿Y vos quién sos?
-No importa. Vos sos un reverendo asesino hijo de puta. Un asesino de adolescentes.
"No le pegué de entrada. Le di tiempo preguntándole el nombre. Le di la oportunidad que él no le dio a Dagmar Hagelin", explicó Chávez a la prensa hace diez años. La mujer que acompañaba a Astiz gritaba: "¡Paren a este loco de mierda!". No lo logró. "¡El hijo de puta que tenés al lado mataba muchachitos por la espalda", le espetó Chávez, después de molerle a golpes. Astiz fue condenado en rebeldía a cadena perpetua por un tribunal francés, en diciembre de 1990, al haber sido encontrado culpable del asesinato de las monjas Alice Domon y Leonie Duquet. La justicia sueca lo persiguió por la muerte a tiros de Dagmar Hagelin, de 15 años, a quien supuestamente confundió con otra.
Baltasar Garzón reconoció a EL PAÍS que aprendió mucho durante la investigación de los crímenes. "Las reclamaciones de las víctimas de la dictadura argentina y chilena, con sus testimonios, pidiendo justicia fueron una gran lección para mí. Me vi como anonadado. No tienen que pedir justicia, tienen que exigir justicia. Nosotros estamos obligados a hacer todos los esfuerzos en Argentina, en Chile, en Guatemala... Ésa es la justicia universal". El juez no participó en las entrevistas con personas implicadas en procesos incoados por la Audiencia Nacional o que hubieran declarado ante él, pero el teniente de navío Adolfo Scilingo lo contó todo a quien quiso escucharle. Condenado el pasado julio en España a 1.084 años de cárcel por su participación en 255 detenciones ilegales, cumple condena tras haber reconocido su participación en los llamados vuelos de la muerte. Ante el juez ratificó varias entrevistas periodísticas. Una de ellas fue con Vicente Romero.
"El médico le dio una poderosa dosis final de somnífero a cada uno, con lo cual quedaron totalmente dormidos y procedimos a desvestirlos. Entonces se le produjo un estado de shock al cabo, que era un chico de unos veinte años, y se puso a llorar porque se dio cuenta... Evidentemente, si usted tiene 13 personas y las está desvistiendo, es para algo. Yo tuve que calmarlo y se fue a la cabina del avión. A mí se me quedaron grabadas dos chicas muy jovencitas. Tendrían unos diecinueve años. En un determinado momento, el suboficial abrió la compuerta trasera (...) Y a partir de ahí fuimos arrojando al vacío, una por una, a las personas esas".
Scilingo se ahogaba en alcohol después de los vuelos: "Mi vida cambió totalmente". También cambió la existencia de los torturadores. No pocos se suicidaron, otros buscaron refugio en la religión o la bebida, hubo quienes fueron internados en manicomios, y la mayoría, al drenar en casa los recuerdos, convirtió en pesadillas las relaciones conyugales y familiares. El pasado 11 de diciembre, Héctor Antonio Febres, alias Selva por su ferocidad en el tormento, se tragó una pastilla de cianuro. Murió, en una celda, cuatro días antes de que un tribunal lo condenara por 300 crímenes de lesa humanidad.
Scilingo trataba de no pensar en los asesinatos. Al fin y al cabo, sólo cumplía órdenes, se decía. La obediencia debida fue la gran coartada. "Pero los verdugos no violaban a las prisioneras cumpliendo órdenes. Ningún hombre puede tener una erección porque se lo mande un superior", subrayó Nilda Roy, desaparecida durante 11 meses. Estudiante de medicina, tenía 19 años cuando la detuvieron. Los dos meses de hambre y torturas en la comisaría de Avellaneda la consumieron. El comisario del centro policial al que fue trasladada después pidió una báscula nada más verla llegar: pesaba 29 kilos.
"Me sacaban de mi celda, me llevaban a la sala de interrogatorio y me volvían a torturar sin preguntarme nada, sólo para que gritara. Yo le servía para producir gritos femeninos, para demostrar que estaban atormentando a una mujer. Algunas veces pude avisar más tarde a los compañeros de cautiverio que quien había gritado era yo, no su mujer o su hija, y tranquilizarlos (...) y eso de ser la única mujer era para todo. Me habían trasladado al primer calabozo para tenerme a mano. Y allí... no importaba. Podía ser utilizada por todos, desde el cabo de guardia hasta los oficiales. Era una cosa que usaban, que estaba tirada en el piso, ya fuera para una violación completa o para masturbarse".
Durante los años setenta, cuando la extrema derecha y la extrema izquierda atemorizaron a los argentinos, el joven Walter Dockers militaba en el clandestino Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), comunista de tendencia trotskista, cuyo brazo armado era el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). También fue torturado. "Creo que los torturadores son gente con algún problema mental y que se sentían semidioses, en posesión de un poder de decisión sobre la vida y la muerte que no les permitía pensar ni plantearse cosas que los hubieran hecho flaquear", dice Dockers en el libro del juez y el periodista. "La mayor parte de los verdugos están en libertad. Y durante 30 años, beneficiados por la impunidad, parecen haberse relacionado de forma normal con sus familiares, amigos y vecinos. ¿Cómo se puede vivir con normalidad después de haber cometido tantas atrocidades?".
Las leyes de Obediencia Debida y Punto Final del Gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989) y los indultos de Carlos Menem (1989-1999) permitieron que el grueso de los verdugos siguiera trabajando en las Fuerzas Armadas, en la policía, en ministerios o en agencias de seguridad. El ex capitán de corbeta Ricardo Cavallo optó por el mundo de los negocios. En el año 1999, su empresa ganó en concurso la dirección del Registro Nacional de Vehículos (Renave) de México. Pero sus víctimas en la ESMA le reconocieron y fue detenido al año siguiente. Garzón pidió su extradición. Cavallo permanece en prisión en España desde que el 29 de junio de 2003 fuera extraditado por México, donde fue detenido en agosto de 2000 tras ser reconocido por varias de sus víctimas.
¿Cuándo se produce la disociación de los verdugos? ¿En qué momento un responsable padre de familia, y afable vecino, se transforma en un represor, en un secuestrador, en un torturador, en un asesino? El médico pediatra Norberto Liwski, a quien martirizaban haciéndole creer que estaban torturando a sus dos hijas pequeñas enseñándole su ropa interior, mojada y manchada, lo explica así: "Lo que marca el comportamiento de estos individuos, autores de crímenes de lesa humanidad, es cuando la sociedad y las instituciones establecen una plataforma de legitimación de su comportamiento, e incluso mecanismos que les dan pátinas de responsabilidad". Al amparo de las instituciones golpistas y del silencio de la sociedad, más cobarde que ignorante, los patriotas de la picana exhibieron un desdoblamiento de personalidad que aún espanta.
REPORTAJE: VÍCTIMAS DE LA TORTURA
Patriotas de picana
JUAN JESÚS AZNÁREZ
El juez Baltasar Garzón y el periodista Vicente Romero abordan en el libro 'El alma de los verdugos' el brutal desdoblamiento de los servidores de la dictadura militar argentina (1976-1983). Aquel terrorismo de Estado mató e hizo desaparecer a cerca de 30.000 personas
E l torturador Valentín Milton Pretti murió enloquecido y solo a los 68 años, poco antes de ser detenido por el secuestro de niños nacidos en las cárceles de la dictadura argentina (1976-1983). "Una de las últimas veces que hablamos empezó a contarme que había matado a un niño, y yo pensé que después de haberlo matado me habría acariciado a mí o a mis hermanos", declaró su hija Rita, de 37 años. Hace dos renunció al apellido paterno. "No soy la hija de un loco, sino la hija de un policía que fue formado por un Estado que es responsable de lo que ocurrió y que permitió que mi padre siguiera en libertad y que no haya pagado por lo que hizo".
“¡Levántate de mi cama, puta! ¿No sabés que yo maté a tu marido?”, gritó a su pareja el torturador Pernía
Los matarifes actuaron sin límites porque se creyeron cruzados de la civilización cristiana e instrumentos del Estado
La obediencia debida fue la gran coartada, pero los verdugos no violaban a las prisioneras cumpliendo órdenes

"Las víctimas no tienen que pedir justicia, tienen que exigir justicia", subraya el juez Baltasar Garzón
El juez Baltasar Garzón y el periodista Vicente Romero presentan el día 17 El alma de los verdugos (editorial RBA), un libro de 600 páginas sobre los servidores de una tiranía que asesinó a casi 30.000 personas en nombre de la civilización occidental y la moral cristiana. Reconfortados por los capellanes castrenses, pelotones de militares y policías machacaron a los subversivos marxistas en los potros de tortura de 340 Centros Clandestinos de Detención (CCD). El libro se adentra en ese abismo desde las reflexiones de los activistas de la justicia, el testimonio de las víctimas, y los relatos de jóvenes que creyeron ser hijos de los asesinos de sus padres: más de medio millar.
La impunidad de los verdugos durante aquel terrorismo de Estado fue absoluta. El capitán Héctor Vergez martirizó a Mercedes porque la encontró guapa y comunista. Tomó su cara, le apartó un mechón y, suavemente, le dijo: "Qué linda que estás, negrita. Lástima que vamos a meterte la 220 en la vagina". Le metieron la picana de 220 voltios, la herramienta estrella de un régimen que despedazó cuerpos y libertades. El gobernador de Buenos Aires, Ibérico Saint Jean, fue muy preciso: "Primero mataremos a los subversivos; después, a sus colaboradores; después, a sus simpatizantes; después, a los que permanezcan indiferentes, y finalmente, a los tímidos". Dicho y hecho.
Los generales del golpe del 24 de marzo de 1976, Jorge Rafael Videla (Ejército), Emilio Eduardo Massera (Marina) y Orlando Ramón Agosti (Fuerza Aérea), eliminaron en secreto para eludir la condena internacional. Llegaron a la conclusión de que "contra el Papa no se puede fusilar". Hicieron desaparecer a la mayoría de las víctimas: cerca de 4.000 fueron arrojadas vivas al mar o al río de la Plata desde aviones oficiales: vivas para que sus pulmones se llenasen de agua al respirar y así se hundieran los cuerpos. Si caían muertas, los pulmones permanecían con aire, y los cadáveres flotaban y, sobre todo, alertaban.
"¿Quiénes son esos tipos que mandan a sus hijos a un colegio, que se despiden de ellos por las mañanas con un beso, que fichan puntualmente en sus lugares de trabajo como funcionarios ejemplares y que finalmente bajan a un sótano a arrancarle las uñas a un detenido político con unas tenacillas?". Garzón contesta la interrogante de Romero en las primeras páginas del libro. "La mentalidad de los verdugos ha sido siempre la misma. Matan por obligación, matan y torturan por costumbre, por cumplir órdenes (...) No asumen la existencia de su actividad con carácter abierto, y ahí aparece el primer síntoma de su cobardía: tienen que ejercer su función en la clandestinidad. Y actuaban por las noches con nocturnidad y miedo. Porque al fin y al cabo se comportaban como delincuentes". El turco Julián Simón era uno de ellos: vertía agua salada sobre las heridas de los presos tras azotarlos con cadenas. "No estoy arrepentido. Luchaba por mi patria y por mi fe", alardeó, hace años, en dos entrevistas por televisión.
El horror fue variado. Castigaron los cuerpos y los sentimientos. Oficiales y suboficiales de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde murieron unos 4.500 presos, salían a cenar en restaurantes céntricos con las detenidas más atractivas de la izquierda peronista y la guerrilla montonera, a las que torturaban de día, y vestían y perfumaban de noche. "Ponte bonita", les decían. A veces terminaban en la discoteca porteña Mau-Mau. Víctimas y victimarios llegaron a formar pareja, hubo presas que recibían cartas de amor de sus carceleros y otras se encamaron con los patriotas de la picana para salvar la vida o reducir el voltaje de las descargas.
Manu Actis fue una de las comensales de las cenas con el enemigo.
-El mismo tipo que me había torturado fue el que decidió sacarme junto con otro grupo de detenidas (...) Yo temblaba. Temblaba de pies a cabeza porque mi idea era que me venían a buscar para matarme. ¿Cómo me podía imaginar que me iban a sacar para cenar?
Encapuchada, fue trasladada a la cita en un coche, que aparcó junto a un restaurante de Buenos Aires. Cuando le quitaron la capucha, se encontró en una mesa con otras diez personas que no conocía. Se hablaba de fútbol a de cualquier otra cosa.
-Recuerdo que me dieron el menú para que yo eligiera. Eran las dos de la madrugada y yo ya había cenado en la ESMA. Así que dije: "No, yo ya cené". Y el q ue estaba a mi lado, Scheller (capitán Raúl Enrique Scheller), al que adentro le llamábamos Mariano, me dijo: "Vos vas a comer todo lo que yo te diga". Y entonces pidió de lo que quiso dos platos.
Garzón descarta que los verdugos fueran enfermos mentales o que pudiera considerárseles como tales porque eran perfectamente conscientes de lo que hacían. Pero cuando un verdugo se sabe con poder de decisión sobre la vida o la muerte de sus víctimas y puede disponer de ellas sin límite alguno, resulta imposible saber hasta dónde puede llegar en su degeneración como ser humano, según precisa el magistrado. El psicoanalista Sergio Rodríguez, entrevistado por los autores de El alma del verdugo, relató los amores entre el capitán Antonío Pernía, torturador, y la dirigente montonera Mercedes Inés Carazo, conocida como Lucy o Cuqui.
"Cuqui había sido tomada prisionera en el hospital italiano. Tenía una pastilla de cianuro y se la tomó, pero la llevaron al quirófano y lograron impedir que le hiciera efecto. Luego la torturaron brutalmente en la ESMA durante tres meses sin que aflojara. Pernía la cortejaba todo el tiempo, pero ella no le daba bolilla. Entonces localizaron al marido de Cuqui [Marcelo Kurlat, El Monra] donde vivía con su hija, y hubo un tiroteo. Pernía habló con un altoparlante [altavoz] y se ofreció a entrar desarmado en la casa para sacar a la niña, prometiendo entregársela a la madre. El Monra aceptó. Pararon el tiroteo y sacaron a la nena mientras él apuntaba a Pernía con una pistola en la frente. Después siguió el tiroteo y le pegaron un balazo mortal. Lo llevaron a la ESMA y llamaron a Cuqui, que lo agarró en sus brazos mientras moría. Desde atrás, Pernía le dijo: 'Quédate tranquila, Lucita, que a tu nena la hemos recuperado viva'. Las últimas palabras de El Monra fueron: '¿Desde cuándo te dice Lucita ese hijo de mil putas?'. El Monra murió creyendo que tenía algo que ver con él".
Pernía se divorció para casarse con la montonera. El libro de Miguel Bonasso En recuerdo de la muerte describe una escena reveladora. Quebrada psicológicamente, la guerrillera comentó su dilema a un compañero de celda:
-Vos sabés lo mío y lo de Antonio, ¿verdad? Es horrible... pero le quiero. Él a veces me mira y me dice: '¿Cómo me podés querer si soy una mierda? Soy una bestia asesina'. Una vez estábamos acostados, fumando, y me gritó: '¡Levántate de mi cama, puta! ¿No sabés que yo maté a tu marido?'. Pero le quiero. Aunque me diga esas cosas, lo sigo queriendo. No sé por qué. Tal vez porque me devolvió a mi hija".
Según el psicoanalista Sergio Rodríguez, el caso demuestra "la ensalada que somos los seres humanos". Carazo se sumió en un trance místico, marchó a Perú y allí sigue, probablemente atribulada por la memoria. Una psicóloga contó a este diario que un día se presentó en su casa de Buenos Aires una buena amiga, activista contra la dictadura, acompañada por su novio, que había sido su torturador. "Me dio asco, casi la echo". Las atrocidades y el asco vienen recogidos en el informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), emitido el 20 de septiembre de 1984, que documentó la desaparición forzosa de 8.960 personas. "Ese pajarito no va a volar más", se burlaba el oficial de fragata Jorge Tigre Acosta, después de pinzar los genitales de los hombres hasta el destrozo funcional.
Los libros con el testimonio de las víctimas abundan, pero apenas existe bibliografía sobre el perfil de sus verdugos, sumamente crueles, desprovistos de humanidad: uno mató a patadas a Luis Pérez, delegado de un banco japonés en Buenos Aires, porque se quejaba de una costilla rota. Garzón y Romero sintieron la necesidad de conocer la mentalidad de esos criminales. Lo hacen desde diferentes ángulos en un libro de 627 páginas. Varios capítulos informan sobre el robo de niños. Los funcionarios de la tortura efectuaban una selección de las presas embarazadas, a las que fortalecían hasta el parto con más comida y vitaminas. "Después se llevaban a los hijos, como se hace con los perros", según María Victoria Moyano, cuyos padres figuran en la lista de desaparecidos. María Elena Mouriño fue querida de verdad por su madre apropiadora. "¿Tú te sentiste querida como una hija?". "Sí. Totalmente", responde a Vicente Romero. "Te digo más: estoy segura de que me quería más que a su hijo biológico".
La historia de Carla es más dura. La secuestró, previo asesinato de sus padres, Alfredo Rufo, ex miembro de la Triple A durante el Gobierno de Isabelita Perón (1974-1976), sicario de los generales golpistas. Desde los cinco años abusó sexualmente de ella.
-Y lo terrible, según su abuela Sacha, "es que la mujer de Rufo lo sabía. Incluso era ella, la supuesta madre, quien le daba las palizas más grandes (...) Conocía perfectamente los abusos de su maridito sobre la niña. Tuvo una relación de odio y de celos con la nena. Porque Carlita ya tenía un cuerpecito más o menos formado. Era una chica altita, grande. Y ella sentiría envidia. Además era una mujer que tenía problemas ginecológicos que no sólo le impedían parir hijos, sino que vete a saber si podía mantener relaciones felices con su marido o no, y tal vez por eso permitía que las tuviera con la niña. Carla no objetaría un careo con el pederasta torturador. "Yo creo que no me tiraría al cuello, ni nada por el estilo. Tengo suficiente sangre fría para mirarlo a la cara y decirle: 'Estamos los dos solos: ¿me podrías contar qué has hecho con mi madre?".
Paula Logares, de 30 años, empleada en el Archivo Nacional de la Memoria, sabe que mataron a la suya gracias a las Abuelas de Plaza de Mayo. Un suboficial de la policía, cuya esposa no podía tener hijos, se la llevó a casa. Tenía 23 meses.
-¿Cómo era tu vida con esas dos personas que se habían apropiado de ti, Paula? -le preguntó Baltasar Garzón.
-Yo creo que, a la vista de la gente, no era diferente de la de cualquier otra familia. Aparentemente no había nada extraño. A él [al policía apropiador] le pregunté qué había hecho con mis padres. Primero dudó, hizo como que no sabía y después respondió: "No, yo no fui". A ella le pregunté por qué me había mentido durante tanto tiempo, y se puso a llorar.
Los matarifes actuaron sin límites porque se creyeron cruzados de la civilización cristiana, salvadores de la patria e instrumentos de la razón de Estado. Cabalgaron sobre el discurso de los principales ideólogos del golpe del 76: el Ejército, el poder económico y la Iglesia católica. Los cuartos de banderas y regimientos fueron inoculados con el virus de la depuración: la guerra contra la subversión sería justa y necesariamente sangrienta. El plan consistió en tomar prisioneros, militantes de la guerrilla, cómplices, simpatizantes, amigos personales o simplemente quienes figurasen en las agendas de direcciones de los sospechosos detenidos, según las conclusiones de Julio César Strassera, fiscal en el juicio de 1985 a las Juntas Militares. La fase siguiente fue "obtener información sometiéndolos a torturas, y finalmente, hacerlos desaparecer en la mayoría de los casos".
El modelo aprendió de las doctrinas contra la subversión aplicadas por militares franceses durante la guerra de Argelia y de las teorías impartidas en la Escuela de las Américas de Panamá, organizada por EE UU durante la guerra fría. Los verdugos poseyeron el poder de la vida y de la muerte, "como si pensaran que eran Dios", recordó Andrea Bello, detenida durante ocho meses en la ESMA.
Andrea había cumplido 19 años, pero aparentaba 13: las esposas se le salían por las muñecas, puro hueso. "Los vi entrar a torturar y después salir con una tranquilidad pasmosa para seguir charlando o haciendo otra cosa como si nada hubiera pasado. Era tremendo estar escuchando lo que le hacían a algún compañero, y verlos más tarde sonriendo imperturbables".
En democracia, a partir del 83, pocos verdugos sonrieron. No lo hizo el ex capitán de fragata argentino Alfredo Astiz cuando Alfredo Chávez, un sobreviviente del cadalso El Vesubio, le rompió a puñetazos la nariz y una prótesis dental.
-¿Vos sos Astiz? -le preguntó antes, al reconocerle en la calle.
-Sí. ¿Y vos quién sos?
-No importa. Vos sos un reverendo asesino hijo de puta. Un asesino de adolescentes.
"No le pegué de entrada. Le di tiempo preguntándole el nombre. Le di la oportunidad que él no le dio a Dagmar Hagelin", explicó Chávez a la prensa hace diez años. La mujer que acompañaba a Astiz gritaba: "¡Paren a este loco de mierda!". No lo logró. "¡El hijo de puta que tenés al lado mataba muchachitos por la espalda", le espetó Chávez, después de molerle a golpes. Astiz fue condenado en rebeldía a cadena perpetua por un tribunal francés, en diciembre de 1990, al haber sido encontrado culpable del asesinato de las monjas Alice Domon y Leonie Duquet. La justicia sueca lo persiguió por la muerte a tiros de Dagmar Hagelin, de 15 años, a quien supuestamente confundió con otra.
Baltasar Garzón reconoció a EL PAÍS que aprendió mucho durante la investigación de los crímenes. "Las reclamaciones de las víctimas de la dictadura argentina y chilena, con sus testimonios, pidiendo justicia fueron una gran lección para mí. Me vi como anonadado. No tienen que pedir justicia, tienen que exigir justicia. Nosotros estamos obligados a hacer todos los esfuerzos en Argentina, en Chile, en Guatemala... Ésa es la justicia universal". El juez no participó en las entrevistas con personas implicadas en procesos incoados por la Audiencia Nacional o que hubieran declarado ante él, pero el teniente de navío Adolfo Scilingo lo contó todo a quien quiso escucharle. Condenado el pasado julio en España a 1.084 años de cárcel por su participación en 255 detenciones ilegales, cumple condena tras haber reconocido su participación en los llamados vuelos de la muerte. Ante el juez ratificó varias entrevistas periodísticas. Una de ellas fue con Vicente Romero.
"El médico le dio una poderosa dosis final de somnífero a cada uno, con lo cual quedaron totalmente dormidos y procedimos a desvestirlos. Entonces se le produjo un estado de shock al cabo, que era un chico de unos veinte años, y se puso a llorar porque se dio cuenta... Evidentemente, si usted tiene 13 personas y las está desvistiendo, es para algo. Yo tuve que calmarlo y se fue a la cabina del avión. A mí se me quedaron grabadas dos chicas muy jovencitas. Tendrían unos diecinueve años. En un determinado momento, el suboficial abrió la compuerta trasera (...) Y a partir de ahí fuimos arrojando al vacío, una por una, a las personas esas".
Scilingo se ahogaba en alcohol después de los vuelos: "Mi vida cambió totalmente". También cambió la existencia de los torturadores. No pocos se suicidaron, otros buscaron refugio en la religión o la bebida, hubo quienes fueron internados en manicomios, y la mayoría, al drenar en casa los recuerdos, convirtió en pesadillas las relaciones conyugales y familiares. El pasado 11 de diciembre, Héctor Antonio Febres, alias Selva por su ferocidad en el tormento, se tragó una pastilla de cianuro. Murió, en una celda, cuatro días antes de que un tribunal lo condenara por 300 crímenes de lesa humanidad.
Scilingo trataba de no pensar en los asesinatos. Al fin y al cabo, sólo cumplía órdenes, se decía. La obediencia debida fue la gran coartada. "Pero los verdugos no violaban a las prisioneras cumpliendo órdenes. Ningún hombre puede tener una erección porque se lo mande un superior", subrayó Nilda Roy, desaparecida durante 11 meses. Estudiante de medicina, tenía 19 años cuando la detuvieron. Los dos meses de hambre y torturas en la comisaría de Avellaneda la consumieron. El comisario del centro policial al que fue trasladada después pidió una báscula nada más verla llegar: pesaba 29 kilos.
"Me sacaban de mi celda, me llevaban a la sala de interrogatorio y me volvían a torturar sin preguntarme nada, sólo para que gritara. Yo le servía para producir gritos femeninos, para demostrar que estaban atormentando a una mujer. Algunas veces pude avisar más tarde a los compañeros de cautiverio que quien había gritado era yo, no su mujer o su hija, y tranquilizarlos (...) y eso de ser la única mujer era para todo. Me habían trasladado al primer calabozo para tenerme a mano. Y allí... no importaba. Podía ser utilizada por todos, desde el cabo de guardia hasta los oficiales. Era una cosa que usaban, que estaba tirada en el piso, ya fuera para una violación completa o para masturbarse".
Durante los años setenta, cuando la extrema derecha y la extrema izquierda atemorizaron a los argentinos, el joven Walter Dockers militaba en el clandestino Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), comunista de tendencia trotskista, cuyo brazo armado era el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). También fue torturado. "Creo que los torturadores son gente con algún problema mental y que se sentían semidioses, en posesión de un poder de decisión sobre la vida y la muerte que no les permitía pensar ni plantearse cosas que los hubieran hecho flaquear", dice Dockers en el libro del juez y el periodista. "La mayor parte de los verdugos están en libertad. Y durante 30 años, beneficiados por la impunidad, parecen haberse relacionado de forma normal con sus familiares, amigos y vecinos. ¿Cómo se puede vivir con normalidad después de haber cometido tantas atrocidades?".
Las leyes de Obediencia Debida y Punto Final del Gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989) y los indultos de Carlos Menem (1989-1999) permitieron que el grueso de los verdugos siguiera trabajando en las Fuerzas Armadas, en la policía, en ministerios o en agencias de seguridad. El ex capitán de corbeta Ricardo Cavallo optó por el mundo de los negocios. En el año 1999, su empresa ganó en concurso la dirección del Registro Nacional de Vehículos (Renave) de México. Pero sus víctimas en la ESMA le reconocieron y fue detenido al año siguiente. Garzón pidió su extradición. Cavallo permanece en prisión en España desde que el 29 de junio de 2003 fuera extraditado por México, donde fue detenido en agosto de 2000 tras ser reconocido por varias de sus víctimas.
¿Cuándo se produce la disociación de los verdugos? ¿En qué momento un responsable padre de familia, y afable vecino, se transforma en un represor, en un secuestrador, en un torturador, en un asesino? El médico pediatra Norberto Liwski, a quien martirizaban haciéndole creer que estaban torturando a sus dos hijas pequeñas enseñándole su ropa interior, mojada y manchada, lo explica así: "Lo que marca el comportamiento de estos individuos, autores de crímenes de lesa humanidad, es cuando la sociedad y las instituciones establecen una plataforma de legitimación de su comportamiento, e incluso mecanismos que les dan pátinas de responsabilidad". Al amparo de las instituciones golpistas y del silencio de la sociedad, más cobarde que ignorante, los patriotas de la picana exhibieron un desdoblamiento de personalidad que aún espanta.
martes, 14 de agosto de 2007
CINE : Por los Derechos Humanos

CINE : DESDE EL VIERNES, UNA MUESTRA DE PELICULAS EN EL SAN MARTIN
Por los Derechos Humanos
Siete filmes inéditos se verán en la edición local del prestigioso Human Rights Watch Film Festival.
PAISAJES MANUFACTURADOS EL EXTRAORDINARIO DOCUMENTAL CANADIENSE CERRARA EL CICLO.
El viernes comienza, en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín, la segunda edición porteña del Human Rights Watch International Film Festival, un evento dedicado a películas con temáticas relacionadas con los Derechos Humanos.
El festival es considerado el más importante del mundo en la materia. Para esta edición se seleccionaron siete filmes inéditos en la Argentina. La muestra contará con la presencia de Bruni Burres, directora del festival.
La agenda del ciclo es la siguiente:
Mi Coronel (Francia/Bélgica, 2006), de Laurent Herbiet. Esta opera prima, producida por Costa-Gavras y los hermanos Dardenne, es un relato de intriga acerca del asesinato de un coronel relacionado con la guerra de Argelia (Vie. a las 17, 19.30 y 22)
Hot House (Israel, 2006), de Shimon Dotan. Este documental premiado en Sundance se centra en la situación de los palestinos encerrados en cárceles israelíes. (Sábado 18, a las 14.30 y 19.30)
La ciudad de los fotógrafos (Chile, 2006), de Sebastián Moreno. Documental sobre el trabajo de los reporteros gráficos durante el régimen de Pinochet. (Sab. 18, a las 17 y 22. Martes, a las 17)
Extraña cultura (EE.UU., 2007), de Lynn Hershman Leeson. Filme basado en el caso del artista Steve Kurtz que fue detenido por el FBI por "bio-terrorista". (Dom. 19, a las 14.30 y 19.30)
Lo imprevisto (Estados Unidos, 2007), de Laura Dunn. Documental sobre un famoso caso de lucha por los derechos ambientales en Texas. (Dom. 19, a las 17 y 22. Martes a las 22)
Imagen Final. "Work in progress" del nuevo filme de Andrés Habegger sobre un camarógrafo argentino asesinado en el golpe de estado chileno. (Mar. 19.30)
Paisajes manufacturados (Canadá, 2006), de Jennifer Baichwal. Retrato de Edward Burtynsky, fotógrafo especializado en paisajes industriales. (Mié. 22, a las 17, 19.30
Suscribirse a:
Entradas (Atom)